Tan sólo Otto Frank sobrevive a los campos.
La suerte de los escondidos hombres
Auschwitz bajo la nieve
El 27 de enero de 1945, soldados rusos liberan el campo de Auschwitz-Birkenau. Encuentran allí tan sólo a 7.650 sobrevivientes.
Otto Frank, Fritz Pfeffer, Hermann van Pels y su hijo Peter seguirán juntos. Los prisioneros tienen que hacer trabajos muy duros, como cavar zanjas. Peter tiene suerte: le asignan un puesto en la estafeta de correos del campo. Los guardias y los no judíos están autorizados a recibir correo. De este modo, Peter consigue a veces algo de comida extra.
Otto regressa
Tiene la esperanza de que Ana y Margot estén aún con vida.
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Hermann van Pels
Regularmente se procede a seleccionar prisioneros. Los que están demasiado enfermos o debilitados, son enviados directamente a la cámara de gas. Unas semanas después de su llegada al campo, Hermann van Pels ya no está en condiciones de trabajar. Van Pels es seleccionado y, a continuación, asesinado en la cámara de gas.
Fritz Pfeffer
En octubre de 1944, Fritz Pfeffer es deportado a Neuengamme, un campo en el que miles de prisioneros mueren por una combinación de trabajos pesados, escasa alimentación y malas condiciones de higiene. Fritz Pfeffer fallece el 20 diciembre de 1944 en la enfermería, a los 55 años de edad.
Neuengamme
Prisioneros en el campo de concentración de Neuengamme.
Peter van Pels
Poco tiempo antes, Peter van Pels ha tenido que abandonar Auschwitz, como parte de un contingente de prisioneros que aún están en condiciones de andar. Tras un arduo viaje, llega al campo de concentración de Mauthausen (Austria), donde lo fuerzan a trabajar en una cantera. Peter van Pels muere de extenuación, probablemente entre el 11 de abril y el 5 de mayo de 1945.
Prisioneros de Mauthausen liberados
Otto sobrevive
El 27 de enero de 1945, soldados rusos liberan el campo de concentración de Auschwitz. Otto Frank es uno de los 7.650 prisioneros que están aún con vida. Pesa tan sólo 52 kilos, mientras que en la casa de atrás todavía pesaba 70. Otto más tarde recordará tan sólo las batas blancas de los soldados rusos: "Eran buena gente. No nos importaba que fueran comunistas o no. No nos interesaba la política, nos interesaba que nos liberaran".