Entre el 13 y el 15 de febrero de 1945, la Fuerza Aérea Aliada bombardea, en cuatro oportunidades, la ciudad alemana de Dresde, quedando esta practicamente destruida.
Debido al uso de bombas incendiarias, la población alemana ni siquiera está segura en los refugios antiaéreos. Más de 20.000 personas mueren y muchísimas más resultan heridas. El centro histórico de la ciudad de Dresde queda, en su mayor parte, destruido. Este bombardeo es uno de los muchos bombardeos estratégicos de los aliados. No están dirigidos a objetivos específicos, sino a ciudades enteras. Pues su meta es destruir la infraestructura y la industria alemanas y desmoralizar a la población alemana en general. Causando la mayor cantidad de daños y víctimas posible, esperan forzar un rápido fin a la guerra.
Los nazi alemanes consideran a los bombardeos como prueba de la brutalidad de los aliados, sus enemigos. Y denoniman estos ataques como «bombardeos terroristas.»