Vista general

Dos países, una pasión

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25 de Febrero de 2020 — Julie Couture comenzó como voluntaria, a los 28 años, en la Organización Casa de Ana Frank. Actualmente, ya ha llevado la exposición itinerante «Ana Frank, una historia vigente», a más de 80 ciudades diferentes en Canadá.

Apenas con 23 años llegué a los Países Bajos, donde no hablaba el idioma y el proceso de inmigración fue bastante intenso. Como canadiense, conocía muy poco sobre mi nuevo país, pero me propuse aprender más sobre su historia. Gracias a mi pasión por la historia, decidí, años más tarde, ofrecerme como voluntaria en la organización Casa de Ana Frank. Uno de mis primeros proyectos fue visitar mi propio país, Canadá, e investigar allí la historia de la Segunda Guerra Mundial. Esto resultó un momento importante en mi vida. Aprendí bastante sobre el trato reticente de Canadá hacia los refugiados judíos en la década de 1930 y otros hechos que no me contaron  cuando estuve en la escuela. Este tema tuvo una gran influencia en mi trabajo.

Gratitud

En primer lugar, cuando llegué a los Países Bajos, me llamó la atención, la enorme gratitud de los neerlandeses hacia los canadienses que cooperaron en la lucha por la liberación de su país. Hice un inventario de un total de 385 monumentos (conmemorativos), dedicados a los canadienses en los Países Bajos. Sé que para muchas familias canadienses, los Países Bajos son un lugar especial, pues miembros de sus familias están enterrados allí. Para los neerlandeses es importante seguir recordándolos. Por ello, los Países Bajos y Canadá mantienen una relación muy estrecha.   

Vídeos

Para difundir estas historias en Canadá, gracias a una de mis iniciativas, un grupo de once estudiantes neerlandeses y un canadiense realizaron algunos vídeos. En ellos, se cuentan cómo los habitantes de las ciudades de Ede, Zutphen y Apeldoorn en los Países Bajos demuestran su gratitud hacia Canadá, entre otras cosas, a través de los diversos monumentos conmemorativos. Estos vídeos serán presentados este año en Canadá, como parte de la celebración del 75vo aniversario de la liberación de los Países Bajos. De esta forma, los estudiantes canadienses podrán conocer también la gratitud neerlandesa.

Neerlandeses

Como coordinadora de nuestros proyectos educativos en Canadá, hasta la fecha, he llevado la exposición itinerante «Ana Frank, una historia vigente» a cinco provincias canadienses y el Territorio Yukón, llegando a más de 80 ciudades diferentes. Y, en casi todos los lugares, desde Stratford a Edmonton y desde la isla de Vancouver hasta Saint-Hilaire, he conocido neerlandeses. Aquellos que han elegido vivir en mi país natal, digamos, haciendo el camino opuesto al que yo he hecho, eligiendo su país. Es por eso que, siempre me parece muy interesante, escuchar sus historias, pues ¡compartimos también algo especial en común!

Lengua inuit

En los últimos 9 años, he conocido a numerosas personas y he podido apreciar un vínculo estrecho entre mis dos queridos países. Aprendí mucho sobre la historia de mi propio país y especialmente sobre el destino de los pueblos originarios de Canadá. Por lo tanto, espero con ansias la exposición, que se presentará por primera vez, traducida a la lengua inuit. Este año, la comunidad inuit de Nunavut tendrá la posibilidad de recibir la exposición. De esta manera, ofrecemos de una forma accesible a todos, la valiente historia de Ana, mientras que, al mismo tiempo, cooperamos para preservar las lenguas de los habitantes originarios de Canadá. Juntos estamos trabajando hacia un futuro mejor.

Jóvenes

La mejor parte de mi trabajo es contarles a miles de jóvenes de Canadá, una parte de la historia neerlandesa. Un período negro para los Países Bajos que muchos canadienses solamente han sido capaces de aprender de los libros. Aunque este período ha permitido que Canadá y los Países Bajos estén relacionados estrechamente para siempre. Esta conexión entre Canadá y los Países Bajos es parte de mi trabajo diario y de mi vida y siempre la apreciaré.

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